domingo, 1 de junio de 2008

Rodolfo Langostino no está solo…

Ay, ay , ay, qué os voy a contar que no sepáis… ¿quién no ha pisado una caca alguna vez?
La verdad es que la peste es tan persistente desde hace unos días que ya le apodamos “ Rodolfo”; pero a Susa se le ha olvidado mencionar la tercera fuente de pestilencia que nos asola… El caso es que hace unos días, que estábamos alojadas en un motel, llovió torrencialmente y nos dejamos una escotilla de la furgo abierta. Al día siguiente la moqueta (que sí, que la furgo está enmoquetada, ¡a todo lujo!) estaba chorreando. No sé si alguien sabe cómo huele la moqueta mojada, pero es ASQUEROSO.
Sumadle al olor a humedad, el olor a Rodolfo y la puntilla de la caquita… y os podréis imaginar que las pesadillas que vamos a tener en nuestra última noche en NZ no son precisamente por la pesadumbre de abandonar este precioso país…

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