sábado, 28 de junio de 2008

Habitantes de las duchas

¿A quién se le ocurre irse a duchar a las 11 de la noche? Pues a mi, señores. Ahí me tenéis, pisando fuerte con las chanclas por el césped del camping en la oscuridad para espantar a las posibles serpientes que pudiese haber; cubierta sólo por la toalla y armada con mi gel enciendo la luz de la ducha y me encuentro a un sorprendido habitante nocturno del húmedo lugar: ¡una rana! A duras penas conseguí echarla con cuidadosos aspavientos (porque una rana podrá parecer bastante inofensiva en nuestras charcas ibéricas, pero hay que tener en cuenta que aquí todos los bichos muerden, escupen o pican con mortales venenos) y quedarme con la ducha para mi solita.

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