martes, 17 de junio de 2008

Mercado dominical en Mareeba

Al salir de Mareeba descubrimos encantadas un mercadillo dominical, así que paramos rápidamente la furgo para aprovisionarnos. Pronto comprobamos que en la mayoría de los puestos venden frutas tropicales, muchas de las cuales no habíamos visto jamás y otras con formas tan diferentes que no reconocemos, como los “pomelos” (en inglés) que no son ni más ni menos que pomelos gigantes (del tamaño de un melón pequeño) y mucho más dulces que los nuestros, o las chirimoyas, que aquí son enormes y tienen una forma tan rara que les llaman “mamuts”. También había una fruta cuya pulpa sabe a chocolate y una especie de limones que llaman “lemonade” y que no son ácidos, saben a limonada.
Lo más gracioso fue hablar con los agricultores-vendedores y comprobar que ninguno era australiano, al menos de nacimiento. Un hombre bajito y muy moreno se nos acerca con una sonrisa de oreja a oreja, “¿por qué sonríes tanto?” le pregunto, “¿¿y cómo no voy a sonreír si se han acercado a mi puesto las chicas más guapas del mercado??” Italiano, claro. Calabrés. Al oírnos hablar en una mezcla de italiano y español se acerca otro moreno del puesto de enfrente y nos habla en español. Veneciano. El calabrés agarra una pandereta y una harmónica y ameniza el rato.

Nos vamos felices y contentas con varios kilos de papayas, mandarinas, pomelos y plátanos enanos. ¡Menudo festín!

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