sábado, 26 de julio de 2008

Las Chonis nos acosan

Cuando alguien te dice que se va de viaje a Australia y Nueva Zelanda durante seis meses suena a exótico, a lejano, a nada que ver con lo que estamos acostumbrados en Europa y, por supuesto, en España.


No sé lo que os podéis imaginar vosotros, pero a mí me sonaba a canguros, koalas, playas inacabables, desierto, surferos, ciudades modernas… un sin fin de cosas muy distintas a las nuestras haciendo honor a la lejanía que nos separa, no en vano son nuestras antípodas.

De la gente no sabemos mucho, pero, al menos en mi caso, nos la imaginamos relajada, campechana, deportista, con cuerpos atléticos moldeados por el surf y perfectamente bronceados, y si curioseas un poco te enteras de que los australianos se parecen, en algunos aspectos, a los americanos, sobre todo y desgraciadamente, doy fé de que en lo que al aspecto culinario se refiere tienen más semejanzas de que las que fueran deseables.

Hasta aquí nuestras impresiones en el viaje son más o menos acordes a lo imaginado, pero nuestra primera sorpresa fue cuando llegamos a Perth, la ciudad más aislada del mundo. Conduciendo por la autopista que une la ciudad con las zonas residenciales Elisa advirtió que había un cartel de IKEA, sí sí sí, hay un IKEA al otro lado de nuestro mundo. Bueno, conociendo a esta empresa sueca podemos conceder que haya llegado incluso hasta aquí, hasta la urbe más solitaria que existe.


Por supuesto que fuimos a investigar qué se cocía en un IKEA para nosotras tan peculiar. Pues nada chicos, no os penséis que difiere mucho de los nuestros, del de San Sebastián de los Reyes, o del de Majadahonda. Ah, se me olvidaba que hay otro en Vallecas. Eso Vallecas, en este punto es donde ya todos nuestros esquemas se nos vienen abajo. Cuando al estar eligiendo el aroma de la vela que queríamos para nuestros campamentos nocturnos de repente oímos hablar en nuestro idioma natal, en castellano. Será alguna chilena, que haberlas, haylas. Qué no, qué no, que son españolas, españolísimas, vamos que parece que estamos en el IKEA de Vallecas. ¿Pues no iban diciendo tres rechonchas renegridas, con aspecto gitanucio que si La Paqui, que si La Mari, que si ya las dan el alta del hospital, que si no me come na?…¿ Os imagináis? no dábamos crédito. Os juro por lo más sagrado que eran un cromo.

No sé cómo detallaros más su aspecto, creo que basta decir que eran tal cual, cómo sacadas del barrio de Entrevías, teñidas de una especie de color rubio y con 10 cms de raíces negras tal y como bajarían a comprar el pan al DÍA del barrio.


Y ayer en un puesto de información turística en Kalbarri, allí donde Cristo perdió el mechero, se nos acerca otra rechoncha, también renegrida y nos obsequia con su opinión acerca de la playa de Monkey Mía : “amos a mí m´ha gustao” “lagggg cosas como son” y también nos obsequia con otras lindezas del tipo “se puede parar donde paran los camionistas” y por supuesto no paraba de repetir la popular expresión de “mola mogollón”… y de ahí no la sacabas. Al preguntarle qué tiempo habían tenido también nos contestó solícita y presta: “hombre, contra más arriba más calor”.

Al menos nos quedó claro.

Y nosotras que pensábamos que éramos únicas en lanzarnos a conocer este país tan sumamente lejano…


Sacad vuestras propias conclusiones.

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