miércoles, 21 de mayo de 2008

Mi trabajo kiwi

Tal vez os interese saber, además de las espectaculares características de NZ, un poco del hacer cotidiano de este país. Por eso os quiero contar como han ido mis 15 días de carpintera.

Todas las mananas a las 9:15 llamaba a la puerta mi particular teacher, Al (Alestair):good morning! How are you? Fine! Cogia el lunch que preparaba todos los días para mi companero y para mí y nos montabamos en su coche seguido de su taller rodante. Algunos días Elisa lo cocinaba y, a eso de las 12 de la manana, se encontraba con nosotros en la obra y comiamos todos juntos. Ahí, era cuando Al se explayaba a hablar y a preguntarle un montón de curiosidades sobre nuestra tierra española.

En el taller llevaba todas, pero todas, las herramientas necesarias, si era preciso, para construir una casa de las de aquí, ya sabéis, de maderita...

Una vez en el lugar de trabajo desplegábamos toda la artillería carpinteril y nos poníamos manos a la obra. Él me mascullaba algo en inglés y yo, here? y él, yes. Y así, entre mis frases aprendidas el día anterior con Elisa, el diccionario que llevaba Alestair y nuestras dotes de mímica nos íbamos entendiendo.

Se me acaba el tiempo, debemos continuar camino en nuestra furgo, os seguire contando en cuanto pueda.

Ya estoy de vuelta para finalizar mi pequeño relato. Hoy nos hemos tomado un día de regalo en un motel impecable con vistas al mar. Hemos comprado 24 horas de banda ancha y a escribir se ha dicho... je, je.

Concluíamos la comida con el preceptivo tea y otra vez al tajo. Vuelta a casa y despedida en la puerta: tomorrow, at nine o’clock? yes, perfect. Then, see you tomorrow…

El último día comimos al sol, como era la despedida Elisa no faltó y trajo unos dulces de la mejor panadería de la ciudad. Y por fin, sin más remedio, llegó el momento de la despedida.

Thank you for your help, dijo él. Thanks to you, no sé si habré aprendido demasiado en tan poco tiempo, pero lo mejor de todo ha sido conocerte. Y era verdad, Al es un encanto, tan grandote y tan tierno a la vez.

Le regalé una linterna de leds que necesitaba para su trabajo y ya, cuando nos íbamos a ir: ¡espera Susana! ¡ un momento señorita! (lo poco que había aprendido de español en Méjico), tal vez quieras tener un cinturón de herramientas ,rebuscó dentro de su taller ambulante y sacó, para mí, un cinturón de auténtico carpenter. Me encantó, me emocionó, le abracé y le pedí a Elisa que nos fuéramos cuanto antes porque no podía aguantar más las ganas de llorar… En la furgo me desahogué con una llantina:

¡yo no me quiero ir Elisa! no me quiero ir…

Espero poder volver algún día a ChCh y ayudarle a construir su propia casa, una casita de madera donde vivirá feliz con su novia Megan…

Hasta siempre mi querido Al…


Trabajo en ChCh

Susana, "the sparky"

3 comentarios:

Anónimo dijo...

chicas, de verdad que cada vez estoy más alucinada y entusiamada con vosotras. Una casa de esas monas de por allí, tipo siete novias para siete hermanos. Esto ya es demasié. Creo que los terrenos en Zamora no son demasiado caros. Bueno, a ver con que me sorprendeis el proximo dia. Un abrazo, susana.

Anónimo dijo...

Hermanaaaaaaaaaaaaaaaaa
¡Quién te iba a decir a ti que ibas a estar en esas andaduras. Eres mi ídolo.
Un beso del conguito (o "guindi")

Susana dijo...

David te quiero máaasssssssss...

Tengo muchas ganas de verte