sábado, 31 de mayo de 2008

¡Pero qué peste, por favor!

Bueno, de verdad que estos últimos días ha sido un dolor. Que por qué. Pues mirad qué maja es vuestra querídisima Elisa.

Hace días vio en el super unos langostinos, con una pinta normal, cocidos, como en el Pryca o como los que venden en cualquier gran superficie española.
Pero ella, ya sabéis, con esa ilusión que le pone a todo: ¡hala! ¡qué langostinos tan ricos! ¡qué pinta tienen! Susa, ¿compramos unos pocos? Y sabe que a mí casi no me gustan y que además la nevera de la furgo no es precisamente el polo norte.

Sí, ahí se nos vino con medio kilo o más, yo que sé, de langostinos... El primer día fenomenal, los pilló con ganas y bien. Se comió unos cuantos y , venga al frigo. Al día siguiente, o antes, la "doña olores" abre nuestra casa rodante y... ¡Buag, qué peste! ¿qué pasa aquí, Susana? Aquí huele a perrete.

Y yo, rauda y veloz, apunté : yo no he sido, lo juro. Pero me quedé inquieta ante aquella perspicaz observación de mi compañera... ¿No serán los langostinos, Eli?
No creo, huele a perrete, pero no a langostinos... Eso me dijo, pero en cuanto tuve un descuido se encargó de hacer desparecer ese tan rico manjar.

¡Claro que eran los langostinos los de la peste! y ahora, cada vez que abrimos el frigo es tal el tufo que echa aquello que, en serio y sin exagerar, hacemos una lista de lo que hay que sacar antes de hacer la comida y una vez que se abre, dejamos de respirar y sacamos a dos manos todo aquello necesario y vuelta a cerrar... No hay quién pueda, ¡coño! Que es que ya tengo que hablar mal y todo...

Tenía pensado desahogarme con vosotros y contaros tan desagradable incidente, pero es que la "olores" hoy, again, a vuelto a la carga.

Hace un rato, tan solo hace un ratito, ¡Uf, aquí huele a caca suelta! y yo "yo no he sido, lo juro", será en la calle ¿no?. Sí, respondió Morillo, a no ser que te hayas cagado dentro... Así me dijo. ¿Tú te crees? Y se reía de mí cuando empecé a escudriñar nuestro calzado, es decir, las botas que no me he quitado en todo el viaje... Pero, ¡calma!, mis botitas estaban limpias, ¡ay de mí! cuando vi que por el lateral del pie izquierdo de Elisa, ese con el que estaba pisando fuerte en ese momento el pedal del embrague, asomaba un pegotito color marrón, marrón, bueno marrón caca, y nunca mejor dicho... La doña olores, la que estaba poniendo el grito en el cielo porque alguien había provocado ese asqueroso aroma había pisado una mierda...

Para que voy a seguir. Yo no sé cómo vamos a dormir esta noche, la última en NZ.

¡Vaya recuerdo en nuestro día de despedida!

Gracias por escucharme

lunes, 26 de mayo de 2008

De mis cuitas con la carne y el queso...

Creo que ya hemos llorado amargamente en este blog con respecto al sabor del cordero neozelandés y la forma de cocinarlo. Highly disapponting para cualquier castellano, bueno, en realidad para cualquiera que alguna vez haya probado un corderito asado en España.
También creo que hemos hecho alusión a nuestra decepción por la escasez y poca variedad de pescado en los menús kiwis. No sólo es difícil encontrar una pescadería en una ciudad (no digo ya en un pueblo, donde son inexistentes) sino que en los restaurantes no conocen el concepto "pescado a la plancha", sólo el diametralmente opuesto de "pescado empanado".

Pues lamentablemente tenemos que anunciar, no sin gran aflicción, desde luego, que por más oportunidades que le damos a la carne de ternera no hay forma de encontrarle el sabor. Y mira que lo hemos intentado veces, pero no hay manera. Primero que si la carne del supermercado no es buena... ya, pero la de la carnicería tampoco (y os garantizo que hemos comprado de las piezas más cotizadas). Y en los restaurantes tampoco hay forma, aunque tiemble la tarjeta de crédito con el plato más caro del menú. Tierna sí, eso hay que concedérselo, muy tierna. Pero el sabor....¡¡ay!! cómo echamos de menos esos filetitos con patatas del restaurante La Terraza en San Martín de Castañeda.
¡¡¡Terneras de Avila, chotos de Galicia, vacas de Sanabria... temblad cuando lleguemos!!!



Y no es por ser cafre (aunque la verdad, después del insípido filete que hemos comido hoy ya me he cabreado, porque oye, te molestas en ir a la carnicería, elegir una buena pieza, cocinarla con amor, su aceite de oliva virgen y sus ajitos y que luego te salga rana... a nadie le hace gracia ¿no?) pero tenemos que añadir a la lista de los desencantos gastronómicos el del queso.
Y digo yo... ¿¿¿¿¿¿tanta oveja qué?????? Pero por favor, ¿a nadie se le ha ocurrido experimentar un poquito con la leche de las ovejas? que también ellas saben dar leche!!
¡Ay! si García Baquero retorciera la cabeza y mirara para las antípodas...

En fin, a estas alturas ya nos hemos resignado al queso tipo sándwich que venden en ladrillos de 1/4, 1/2 y 3/4 de Kg. bueno, más bien me he resignado yo, porque Susana se ha negado en redondo a cometer aberraciones queseras. Es que es zamorana, qué le vamos a hacer y ahí con el queso no se juega.

domingo, 25 de mayo de 2008

Huka falls y Craters of the Moon

El viernes tuvimos una grata sorpresa al toparnos, prácticamente por casualidad, porque para variar nadie nos había hablado antes de ella, con una maravilla natural: las cascadas de Waitangi. Resulta que el río más lago de NZ, el Waikato, nace en la región volcánica de la isla, directamente de las aguas sobrantes del lago Taúpo. En su nacimiento es un río de agua transparente y caudal impresionante, (aproximadamente 160 m cúbicos por segundo) unos 100 metros de ancho y unos 4 de profundidad y discurre por un lecho de roca volcánica (muy dura, para que nos entendamos) cuando de pronto encuentra una grieta bastante larga, de sólo 15 metros de ancho y 10 de profundidad en la cual tiene que encajarse para poder sacar todo ese caudal adelante.

Estos kiwis, que son muy listos, han colocado estratégicamente una pasarela atravesando el río para poder verlo cómodamente "en butaca de patio", a pocos metros por encima del agua. Impresiona.

Es difícil imaginarse el espectáculo de TANTA agua fluyendo furiosa por tan estrecha hendidura; va empujándose, agolpándose, desesperada por caber, con una velocidad que da miedo. Hasta cambia de color, porque de tanta pelea se llena de oxígeno y se vuelve a ratos turquesa, a ratos blanca.

Como hermoso colofón, al final del encajonamiento el agua pierde apoyo y se desploma sobre una enorme "piscina" que ha erosionado con su propia furia en un estrato más blando. Es tanta la fuerza del agua que aún muchos metros después de emerger de la cascada sigue habiendo frenesí turquesa y blanco, grandes borbotones emergen y empujan a otros que son lanzados contra las paredes donde rebotan para aplastar a otros más que habían encontrado su camino queriendo fluir hacia adelante... Uf, tanto rato estuvimos mirando y escuchando el estruendo que yo acabé con dolor de cabeza.

Hemos grabado unos humildes vídeos para ayudar a imaginarlo, pero hay que venir. Que sí, que sí, que esto hay que verlo.

Después recorrimos aguas abajo unos rápidos del mismo río, Aratiatia rapids, que se pueden ver en intervalos cronometrados: de 10 a 10:30, de 12 a 12:30 y de 14 a 14:30 .... cuando abren la presa que tienen para producir energía elléctrica; y es que aquí hacen un esfuerzo por no destruir totalmente los recursos naturales y conservar una parte (o unos tiempos) para que los turistas disfruten de ello.

Más tarde visitamos los "Cráteres de la Luna", una zona geotermal en la que el vapor de agua al salir a la superficie forma cráteres y lagunas de barro que parecen en ebullición por los gases.

Huka falls y Craters of the Moon

Volcanes P.N. Tongariro

Volcanes

jueves, 22 de mayo de 2008

Un poco de aventura: Whanganui River Road

La isla norte es más pequeña que la sur y “soporta” a tres de los cuatro millones de neozelandeses, incluyendo a la mayor parte de la población maorí. Durante nuestro viaje por la isla sur todo el mundo nos decía que en la isla norte no había mucho que ver y que no perdiésemos el tiempo. Con estos consejos in mente, hemos decidido salir un poco de las carreteras principales… y adentrarnos en terreno sin asfaltar…

Desde Wanganui seguimos el curso del río Whanganui por una pista que hace años recorrieron algunos misioneros europeos con ánimo de convertir las almas de los maoríes. Hoy en día quedan algunos pequeños asentamientos maoríes a lo largo del río, con nombres bastante exóticos tales como London, Athens, Korinth, Jerusalem o Pipiriki (este es mi preferido). No sabemos si los misioneros lograron convertir a los indígenas o no, pero damos fe de que algún poderoso dios les protege porque conducen a una velocidad de vértigo por las estrechas curvas del precipicio.

El paisaje del parque nacional de Whanganui es como inventado, a propósito para una historias de hadas. El río al fondo del precipicio, empinadas colinas de hierba verde oscuro donde pastan ovejas, pendientes peladas de árboles, una carretera estrecha de grava, serpenteando entre vegetación espesa de la cual aparecen cabras que saltan a la carretera para ser tragadas de nuevo por la espesura imposible. De cuando en cuando una casa de tablas o un coche tipo cadillac a toda velocidad.
Por supuesto, en un recorrido de tres horas escasas (corte del camino aparte por un desprendimiento de tierras), se nos hizo de noche y nos las vimos y deseamos para encontrar un pequeño aparte del camino donde aparcar nuestra camper y poder dormir en horizontal. Hermosa luna llena. Espléndido amanecer con coro de pájaros, blanco en la hierba y rosa en el cielo. Otro día se despereza en esta parte del mundo.

¡Por fin la Isla Norte!

Por fin cruzamos el estrecho de Cook y llegamos a la isla norte, ¡parecía una quimera lo de llegar hasta aquí!. Wellington, la capital de NZ, nos recibe coqueta y bulliciosa a la hora de la salida del trabajo. Nos gusta el ambiente que se respira aquí; a pesar del reducido tamaño (es sólo la tercera ciudad de NZ por población) parece cosmopolita y “enrollada”, lo que choca con la cantidad de parques y árboles, colinas e interminables paseos marítimos que la rodean.
En el Te Papa (el museo nacional por excelencia) aprendemos que NZ está justamente en uno de los bordes de la placa pacífica, que aquí se subduce bajo la australiana provocando una intensa actividad sísmica y volcánica- Entramos en un simulador de terremotos y se nos pone la carne de gallina.
También nos resulta curiosa la sección donde cuentan las experiencias de los inmigrantes europeos a la isla. Es un país tan diferente al nuestro…lo que más nos gusta en los museos es ver los aparatos de esa época que en España “nos hemos saltado”: las primeras lavadoras y aspiradoras, los cortacéspedes antiquísimos, las neveras enormes, las primeras motos, los coches y las caravanas… en resumen el estilo de vida despreocupado y alegre de los años 50, cuando en España seguíamos todavía a oscuras.

Un poco aturdidas por la capital, al cabo de un par de días echamos de menos la llamada de la selva y ponemos la camper rumbo a la costa. Pronto descubrimos una playa enorme y solitaria, Otaki Beach, ribeteada de casitas de veraneo cerradas a cal y canto. ¡Aquí sí! aparcamos nuestra casita rodante entre las dunas, sacamos nuestras sillas de picnic y nos disponemos a ver la puesta de sol sobre el mar de Tasman en Technicolor con una cervecita y unas almendritas.

Otoño en ChCh

Algunas imágenes del otoño en Christchurch:

Estampas de otoño en ChCh

Despedida de ChCh

Hemos pasado tanto tiempo en ChCh que resulta difícil despedirse, nos parece mentira que vayamos a seguir viaje y dejar esta ciudad encantadora que durante varias semanas ha sido nuestra casa. Nos vamos con la sensación de no haberle dedicado tiempo como turistas… tal vez tendremos que volver en un futuro.
En nuestro último fin de semana nos acercamos al puerto de Lyttelton a cenar y descubrimos un pueblito vibrante, lleno de rincones coquetos, incluso encontramos una tienda orgánica donde podemos comprar nuestras vulgares (aunque largamente ansiadas) lentejas!!! –menudo banquete el sábado, je je je-

El sábado, a pesar del buen día que hace, haraganeamos en la casa con la excusa del equipaje…lo que pasa es que nos da pereza emprender la marcha.

Hoy es el 65 cumpleaños de Roz, la madre de Nicky y Jo y estamos invitadas a compartir la cena con la familia y amigos. De camino al restaurante tenemos la desgracia de conocer a los vándalos locales, que chocan contra nuestra furgo a demasiada velocidad. A pesar del ruido del golpe a nosotras no nos pasa nada, ni a nuestra furgo tampoco; eso sí, el lateral de su coche está todo hundido. Mientras nos apartamos del cruce para ver qué ha ocurrido, más chirriar de neumáticos… los vándalos furiosos nos persiguen y salen del coche vociferando y amenazándonos, menos mal que Graham lo ha visto todo y para detrás de nosotras para llamar a la policía. ¡Uy! Con el lío del equipaje ninguna llevamos la documentación encima!!!
Tardan poco en llegar, toman los datos, escuchan las versiones, revisan las huellas de la frenada y finalmente nos dicen que no nos preocupemos, que ha sido culpa de ellos.
Lo más curioso del asunto: aunque al conductor vándalo le piden el carné y le hacen la prueba del alcoholemia, a Susana no le piden la documentación ni le hacen ninguna prueba… ¡¡definitivamente debemos tener cara de buenas personas!! Nuestros amigos kiwis no dan crédito, ya que conducir sin documentación (igual que en España) es multa inmediata. Tras casi dos horas de retraso llegamos al restaurante y por fin podemos compartir el resto de la noche con la familia Fife. Curiosamente, el dueño del restaurante conocía muy bien España porque la había recorrido en bici en el año 70!! Por supuesto, las anécdotas que nos contaba nos sonaban a chino… ese país no lo hemos conocido nosotras.

El domingo madrugamos, prisas, maletas, camper a punto y nos vamos a pasar el día en la granja: 550 has. de colinas verdes forradas de ovejas y vacas (con sus correspondientes plastas frescas que pisamos puntualmente) y hermosas vistas. Bill y Trina viven en la casa de los sueños de cualquiera, con un espléndido porche de madera desde el que se ve toda la granja y al fondo el océano.
Por la tarde vamos a merendar a una bodega –winery- típica de la región (está muy de moda aquí y las bodegas son preciosas, aunque las frecuenta un personal bastante pijo). Allí nos encontramos con Al (el carpintero) y Megan, su novia, majísima, nos encantó conocerla. Se sabía al dedillo todas las pelis de Almodóvar!!
Con muchísima pena nos despedimos de ellos y de Jo y buscamos lugar de acampada al borde de un río: exactamente el mismo sitio donde dos meses atrás hicimos nuestra primera parada en el primer viaje por la isla sur.

Al día siguiente, a pesar de la helada matutina, hace un día hermoso para viajar. La silueta de los Alpes (sí, son poco originales dando nombres, hay que reconocerlo) nevados se perfila sobre el azul como si alguien hubiese recortado y pegado las montañas encima del cielo, repasando el borde con un rotulador.
Rememoramos nuestro primer viaje y volvemos a parar en los mismos lugares para despedirnos también de las focas y los viñedos, en estas fechas ya de color naranja. Llegamos a Picton con la hora justa para embarcar en el ferry.

Despedida de ChCh

miércoles, 21 de mayo de 2008

Mi trabajo kiwi

Tal vez os interese saber, además de las espectaculares características de NZ, un poco del hacer cotidiano de este país. Por eso os quiero contar como han ido mis 15 días de carpintera.

Todas las mananas a las 9:15 llamaba a la puerta mi particular teacher, Al (Alestair):good morning! How are you? Fine! Cogia el lunch que preparaba todos los días para mi companero y para mí y nos montabamos en su coche seguido de su taller rodante. Algunos días Elisa lo cocinaba y, a eso de las 12 de la manana, se encontraba con nosotros en la obra y comiamos todos juntos. Ahí, era cuando Al se explayaba a hablar y a preguntarle un montón de curiosidades sobre nuestra tierra española.

En el taller llevaba todas, pero todas, las herramientas necesarias, si era preciso, para construir una casa de las de aquí, ya sabéis, de maderita...

Una vez en el lugar de trabajo desplegábamos toda la artillería carpinteril y nos poníamos manos a la obra. Él me mascullaba algo en inglés y yo, here? y él, yes. Y así, entre mis frases aprendidas el día anterior con Elisa, el diccionario que llevaba Alestair y nuestras dotes de mímica nos íbamos entendiendo.

Se me acaba el tiempo, debemos continuar camino en nuestra furgo, os seguire contando en cuanto pueda.

Ya estoy de vuelta para finalizar mi pequeño relato. Hoy nos hemos tomado un día de regalo en un motel impecable con vistas al mar. Hemos comprado 24 horas de banda ancha y a escribir se ha dicho... je, je.

Concluíamos la comida con el preceptivo tea y otra vez al tajo. Vuelta a casa y despedida en la puerta: tomorrow, at nine o’clock? yes, perfect. Then, see you tomorrow…

El último día comimos al sol, como era la despedida Elisa no faltó y trajo unos dulces de la mejor panadería de la ciudad. Y por fin, sin más remedio, llegó el momento de la despedida.

Thank you for your help, dijo él. Thanks to you, no sé si habré aprendido demasiado en tan poco tiempo, pero lo mejor de todo ha sido conocerte. Y era verdad, Al es un encanto, tan grandote y tan tierno a la vez.

Le regalé una linterna de leds que necesitaba para su trabajo y ya, cuando nos íbamos a ir: ¡espera Susana! ¡ un momento señorita! (lo poco que había aprendido de español en Méjico), tal vez quieras tener un cinturón de herramientas ,rebuscó dentro de su taller ambulante y sacó, para mí, un cinturón de auténtico carpenter. Me encantó, me emocionó, le abracé y le pedí a Elisa que nos fuéramos cuanto antes porque no podía aguantar más las ganas de llorar… En la furgo me desahogué con una llantina:

¡yo no me quiero ir Elisa! no me quiero ir…

Espero poder volver algún día a ChCh y ayudarle a construir su propia casa, una casita de madera donde vivirá feliz con su novia Megan…

Hasta siempre mi querido Al…


Trabajo en ChCh

Susana, "the sparky"

sábado, 17 de mayo de 2008

El interior. Mount Cook

Ya cansadas del trote de casi tres semanas regresamos a Christchurch por el interior de la isla, viendo paisajes amarillos, secos, llanos, donde es fácil transportarse en el espacio e imaginar a un Quijote despistado buscando sus molinos. Sorprendentes comparados con todo lo anteriormente visto.
Impresiona la imagen del monte Cook al fondo, sobre el lago Tekapo.

Blog retorno a ChCh

Glaciares Fox y Franz Josef

Glaciares

jueves, 15 de mayo de 2008

Fauna kiwi

Queridos amigos, desde nuestro estudio cinematográfico en ChCh, Nueva Zelanda, les hacemos entrega del primer DVD de la esperada colección de "Fauna kiwi". Aunque no hemos podido incluir imágenezs del lirón careto en su guarida de la cárcava, esperamos que lo disfruten tanto como nosotras...

Observen la astucia del animal.


viernes, 9 de mayo de 2008

Costa Oeste

El último tramo hasta Haast, en la costa, es un túnel de vegetación impenetrable con cunetas de hierba pulcramente recortada, eso sí ¡ay de ti como te entre un apretón y tengas que buscar un arbusto frondoso! Apenas hay lugares para detener el coche: en la mayoría de las carreteras de NZ es imposible apartarse siquiera unos metros del asfalto, sea por la vegetación selvática que impide el paso, sea por las abundantísimas y antipáticas cercas que flanquean kilómetros y kilómetros de caminos. Aquí no hay mucho terreno que no tenga dueño…

Pensábamos que al llegar a la costa disfrutaríamos de la vista del mar a lo largo de todo el camino, pero resulta que la costa oeste sigue siendo bastante virgen y el bosque cerrado cubre hasta las mismísimas dunas, de modo que sólo pudimos pasear hasta el mar por las pasarelas colocadas por el DOC (Department of Conservation) atravesando el túnel de bosque, las marismas y las dunas. Allí estaban los delfines Héctor (la especie de delfín más pequeña que hay) esperándonos para lucirse haciendo unas cuantas cabriolas.

Camino a Costa Oeste

viernes, 2 de mayo de 2008

QUEENSTOWN

Después de la soledad de los fiordos de Milford y Doubtful nos encaminamos hacia la famosa Queenstown, ciudad prometida para los amantes de la “aventura de alta tensión” en el mundo entero. Hay grandes expectativas…
Encajadas entre el larguísimo (unos 100 km.) lago Wakatipu y las escarpadas pista de esquí de los Remarkables bullen unas pocas calles repletas de tentadoras (¿?) ofertas para tirarte por un puente, saltar desde un avión, ser arrastrado en paracaídas desde una lancha a toda pastilla, bajar esquiando por nieve virgen desde un glaciar donde te deja un helicóptero, tirarte por los rápidos del río agarrado a una tabla… ni que decir tiene que la edad media de la población pululante es bastante baja… je je je… no quiero pensar sobre los motivos ...

Un poco abrumadas por la algarabía preferimos retirarnos y encontramos un lugar tranquilo de acampada junto al lago. Allí pasamos un par de días sin hacer nada: baño en el helado lago, fogata por la noche en la playa de piedras, leer al resguardo de las rocas en el solete… sentimos defraudar al personal pero esta vez no teníamos cuerpo de rafting ni de river-surfing ni de jet boating.

También visitamos la encantadora Glenorchy al final, final, final del camino, con sus lagunas solitarias y misteriosas; y la deliciosa Arrowtown, rodeada de laderas doradas y rojizas por el otoño, que parece sacada de una película del oeste con su ciudad fantasma de chinos buscadores de oro.

A estas alturas ya estábamos deseando ver la famosa y remota costa oeste, con sus glaciares, así que, carretera y manta, enfilamos nuestra camper hacia el norte, una larga carretera que atraviesa montañas, lagos, bosques, prados, ríos, cascadas y parece no tener fin, haciendo desear el olor a mar.
Queenstown

De vuelta en ChCh

Hce unos días que os tenemos abandonad@s y hemos recorrido mucho camino, así que ya es hora de actualizaros.
En primer lugar, parece que la encuesta que hemos incluído surte su efecto, je je je... nadie dice nada, pero os quejais del abandono :) bueno, nos alegra que sigais acompañándonos con vuestra sutil presencia y son bienvenidas sugerencias y comentarios.

Estamos en Christchurch desde el lunes por la tarde, descansando un poco del trote furgonetero y de tanta naturaleza abrumadora, necesitamos respirar un poco de CO2 para compensar!!! ayer incluso estuvimos en un centro comercial comprando algunos chismes tecnológicos y nos dimos unos masajitos (¡vaya paliza nos metió el chino!).

Susana ha estado trabajando en la edición de una película con los mejores momentos grabados de todos los animales, ha llegado a perfeccionarla mucho y en el momento de guardar la versión definitiva ocurrió la gran catástrofe ¡puf! todo desapareció, incluido todo el material grabado desde que empezamos el viaje. Nos hemos quedado sin animales y sin gran parte de los paisajes. :( :( :( Estamos muy deprimidas.


TEMA DE DEBATE:

Durante nuestra conducción por las carreteras neozelandesas nos han llamado la atención las imaginativas y dispares señales de tráfico (algunas bastante peculiares como podréis apreciar), de modo que hemos abierto un capítulo monográfico sobre el particular. Nosotras no conseguimor ponernos de acuerdo sobre cuál es nuestra preferida, así que necesitamos vuestra ayuda para elegir una.

Esperamos vuestra elección.

Monográfico de señales:
Señales de Tráfico